Por Pegaso
¡Qué buena vacilada se aventó el Pejidente ALMO con eso de la rifa del avión presidencial!
Tan luego como leía la noticia en un medio nacional, tempranito en la mañana, me dí cuenta que tenía ante mí el más novedoso y nunca visto meme desde que entró el nuevo gobierno socialista.
De inmediato, como un reguero de pólvora, las redes sociales se llenaron de jocosas alusiones y hasta hubo alguien que creó el hashtag #simecasoelavionpresidencial, que rápidamente se volvió top trending.
El magistral truco tuvo la inmediata virtud de hacernos olvidar a todos el asunto que desde días atrás calentaba al mandatario: La imposición del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), una entelequia que sustituyó al Seguro Popular quitando importantes beneficios, como los gastos catastróficos y los medicamentos a personas con enfermedades crónico-degenerativas.
No hubo transición. Lo metió a huevo, como ya es su costumbre.
Un amigo chairo me enumeraba todas las bondades del INSABI y la carretada de billetes que se llevaban los funcionarios y empresarios que manejaban a su antojo el Seguro Popular.
Le contesté: “Mira, mi estimado chairo: No es lo mismo que te la dejen caer en seco, que poco a poco y con salivita”.
Lo que quise decir con tan sicalíptico mensaje, es que los genios detrás del INSABI debieron pensar en un período de transición, un período refractario que permitiera a los beneficiarios del Seguro Popular acostumbrarse a los nuevos reglamentos propuestos con el INSABI. Y mientras tanto, que se investigue y se castigue a los que se enriquecieron con el dolor ajeno.
La cortinota de humo de la rifa del avión presidencial opacó toda esa inconformidad y, como por arte de magia, los mexicanos nos olvidamos del INSABI, del nacimiento del nieto en Houston, de la inseguridad y del encarecimiento de los productos de la canasta básica.
“¿Dónde podré comprar un cachito para la rifa del avión?”,-fue la principal preocupación de la raza, a sólo unas horas de que el Pejidente anunciara la posibilidad de sortearlo mediante la Lotería Nacional, ante el poco interés de los millonetas empresarios en comprarlo.
Pero inmediatamente después salió otra preocupación: “¿Y dónde lo pondré si me lo saco?”
Tan bizarros pensamientos dominaron las neuronas de todos nosotros el día 17 de enero del 2020, y seguirá todavía algún tiempo con los memes y ocurrencias que suben las gentes sin quehacer a las redes sociales.
Visto y analizado todo lo anterior, yo sólo tengo un comentario por hacer: En realidad, todo estaba fríamente calculado, como decía el Chapulín Colorado.
El Pejidente-dicen los que saben-es asesorado por un grupo de genios de la manipulación social para que el populacho haga exactamente lo que se desea.
¿Recuerdan aquel eslogan que sacaron los priístas en contra de ALMO que decía: “Es un peligro para México”?
Pues los mismos sujetos, pertenecientes a una prestigiada firma española, son ahora los que están detrás de todas las ocurrencias de la cabecita de algodón que despacha en Palacio Nacional.
Esperen mis dos o tres lectores más ocurrencias y chistoretes presidenciales que se convertirán en tendencia en los siguientes cinco años, a manera de cortinas de humo o cajas chinas que sirven para ocultar las cosas que realmente deben preocuparnos a los mexicanos.
Me despido con el refrán estilo Pegaso: “Obtienen beneficio de mi mansedumbre”. (Se aprovechan de mi nobleza).